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Sabina: seguiremos trabajando por ti

 en Mujer

Hoy se celebra en todo el mundo el Día Internacional para la erradicación de la violencia contra la mujer. En Sonrisas de Bombay trabajamos incansablemente con el conjunto de las comunidades más desfavorecidas para combatir cualquier tipo de discriminación y/o agresión machista.

Pero por desgracia, queda mucho camino para erradicar los casos de agresiones y violencia contra la mujer. La historia de Sabina (nombre ficticio) es triste y dura, pero queremos compartirla porque no nos vamos a rendir, y tomar conciencia de la realidad es el primer paso para cambiar aquello que creemos necesario.

Sabina: 27 años, madre de dos niñas y un niño de dos años. Una de sus hijas, alumna de uno de nuestros parvularios en Ghatkopar. Llegó a Bombay desde West Bengal con promesas de una vida mejor y un trabajo, pero en realidad así empezaba su difícil camino como víctima de la trata de personas en Kamathipura.

Como tantas otras mujeres explotadas sexualmente, víctimas de todo tipo de agresiones, y privadas de su libertad, Sabina encontró en las drogas un falso refugio del que tampoco pudo escapar y que lejos de lo que le podía parecer, complicó aún más su existencia, su salud y la de su familia durante doce años.  Vivía con su compañero y su madre, también adictos a las drogas. El ambiente en su casa era muy complejo. La familia vivía en una situación de graves dificultades económicas y su día a día era un constante de discusiones y agresiones.

Finalmente, durante una pelea, su pareja le prendió fuego. Ante la gravedad de las agresiones, y con la ayuda del vecindario, desde Sonrisas de Bombay pudimos actuar. Su compañero fue detenido y Sabina ingresó en un hospital público. Tenía quemaduras en un 35% de su cuerpo y necesitaba una operación. Para ello conseguimos trasladarla a un hospital privado en el que podían ofrecer cuidados que la ayudaran a recuperarse en todos los sentidos. Aún así, su débil estado de salud y la abstinencia dificultaron muchísimo la preparación para la operación. Además, su estado emocional era muy bajo. En más de una ocasión expresó su disconformidad con la situación, movida por la adicción. Y en la medida que recuperaba sus fuerzas, cada vez con más rotundidad, hasta que consiguió el alta desoyendo los consejos médicos y también de nuestro equipo.

Aún así, conseguimos mantener el contacto con ella. Sabina huyó de su casa. Continuó el tratamiento en otro hospital, en Thane, donde la operaron de las quemaduras. Su suegra quedó al cuidado de su hijo y una vecina, al cargo de las niñas. La operación fue bien, pero el síndrome de abstinencia era muy fuerte y no consiguió controlarlo. Sabina murió hace unas semanas víctima de las drogas.

Todos sufrimos un fuerte revés por su pérdida y por no haber sido capaces de evitar este final. Pero hemos de seguir adelante. Nuestro objetivo es ayudar a sus hijos a conseguir una vida mejor, y evitar que otras mujeres que recurren a las drogas para olvidar el dolor de los abusos, las agresiones y la explotación corran la misma suerte. Trabajaremos para asegurarnos que la desintoxicación forma parte de nuestras acciones de apoyo a las víctimas de la trata, mientras que luchamos sin cesar for el fin de la violencia contra las mujeres.

Así que Sabina, seguiremos trabajando por ti.

Foto de Cèlia Zamora.

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