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25 de noviembre: por la eliminación de las violencias contra la mujer
Hoy 25 de noviembre, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, desde Sonrisas de Bombay queremos compartir cómo nuestro Proyecto ha evolucionado para abordar este problema desde las causas. Un camino de aprendizaje que nos ha llevado de trabajar solo con las víctimas a involucrar a toda la comunidad en un proceso de transformación social.
El punto de partida: escuchar a las mujeres
Cuando iniciamos el Proyecto de prevención de violencia machista, hicimos lo que parecía más evidente: trabajar directamente con las mujeres. Nos sentamos con ellas, escuchamos sus historias, comprendimos sus problemas cotidianos y las violencias que enfrentaban. Era el primer paso necesario, pero pronto nos dimos cuenta de que no era suficiente.
Atender las consecuencias de la violencia machista es fundamental, pero si queríamos generar un cambio real y duradero, necesitábamos ir más allá. Teníamos que atacar las raíces del problema: la discriminación de género y los roles estereotipados que perpetúan la violencia generación tras generación.
Educar desde la infancia: sembrar igualdad
Decidimos entonces empezar por el principio: trabajar con las niñas y niños de nuestras comunidades. Comenzamos a desarrollar sesiones de sensibilización para romper tópicos y prejuicios, para desaprender y aprender qué significa realmente la igualdad.
No se trataba solo de transmitir conocimientos, sino de entender cómo perciben estas cuestiones desde edades tempranas. Queríamos conocer sus ideas, sus prejuicios aprendidos, sus dudas. Porque ahí, en esos primeros años, es donde se construyen muchos de los estereotipos que luego sostienen la violencia machista.
«¿Y quién se lo explica a mi marido?»
Pero en nuestras conversaciones con las mujeres surgía siempre la misma pregunta, una y otra vez: «Yo lo entiendo, pero ¿quién le explica esto a mi marido?».
Esa pregunta, aparentemente sencilla, encerraba una verdad incómoda: podíamos empoderar a las mujeres, podíamos educar a la infancia, pero si no involucrábamos a los hombres adultos en esta conversación, el cambio sería parcial e incompleto. Las mujeres volvían a sus hogares y se encontraban con las mismas estructuras patriarcales, los mismos roles rígidos, las mismas dinámicas de poder.
Entonces nos planteamos una pregunta que cambió el rumbo del proyecto: ¿por qué no hablar directamente con los hombres sobre estos temas?
Incorporar a los hombres: un cambio necesario
Este año dimos ese paso. Así que las 986 personas que han participado en nuestras sesiones, 167 son hombres. Comenzamos a trabajar con hombres de la comunidad, a crear espacios de diálogo sobre género, violencia y masculinidad. Y el inicio ha sido esperanzador.
La clave ha estado en el enfoque: intentamos evitar juicios y acusaciones. Llegamos con la intención de escuchar, de entender sus perspectivas, de conocer cómo ellos viven el sistema patriarcal. Y todo el proceso ha sido muy revelador.
Muchos hombres han comenzado a hablar abiertamente sobre el impacto negativo que las tradiciones patriarcales han tenido también en sus vidas: la presión por ser el sostén económico exclusivo de la familia, la prohibición de mostrar emociones, la obligación de ejercer una autoridad que a veces no saben cómo gestionar, la soledad emocional. Estas conversaciones nos están permitiendo construir alianzas para el cambio. Y para avanzar en el objetivo principal.
El objetivo: una vida libre de violencia y con dignidad
El objetivo de nuestro Proyecto siempre ha sido claro: liberar a las mujeres de todas las formas de violencia y ayudarles a vivir una vida digna, con igualdad real en sus hogares y en el espacio público. La violencia machista no es un problema de mujeres. Es un problema social, estructural, que requiere una respuesta colectiva.
Un compromiso de 365 días
En este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, queremos recordar que nuestro trabajo no se limita a una fecha simbólica. Cada día del año, nuestro equipo trabaja en las comunidades más vulnerables, facilitando diálogos, educando, acompañando a víctimas, desafiando roles de género y construyendo redes de apoyo.
Este año en Bombay hemos intervenido en 11 casos en los que hemos ofrecido apoyo legal y asesoramiento, hemos denunciado casos de abusos y hemos evitado matrimonios infantiles.
El cambio social es lento, que requiere paciencia, estrategia y la capacidad de evolucionar. Y desde Sonrisas de Bombay, seguimos comprometidos con cada paso de ese camino hacia la igualdad real.

