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Una reflexión sobre los fuertes monzones que ha vivido la ciudad de Bombay durante los últimos meses

 en Sensibilización

El 26 de julio de 2005, Bombay sufrió los graves efectos de unas lluvias torrenciales. Ese día, las inundaciones de la ciudad dieron la vuelta al mundo y el Departamento de Meteorología Indio (IMD) registró 944 mm (1 mm equivale a 1 litro de agua por m²) en menos de 24 horas. Como consecuencia el sistema de alcantarillado -inexistente en muchas zonas de slums de Bombay- se colapsó, contaminando la ciudad y causando graves daños en infraestructuras y, lo más lamentable, pérdidas humanas. Alrededor de 400 personas murieron en Bombay y más de 1.000 en el conjunto del país.

Durante unas horas la ciudad india estuvo más unida que nunca, superando todo tipo de prejuicio y desigualdad, los ciudadanos y ciudadanas se ayudaban por la calle, en las tiendas, en los barrios de chabolas, etc. para evitar males mayores y para auxiliar a heridos y afectados. Sin duda, la lluvia unió a la ciudadanía de Bombay.

Doce años después, el 29 de agosto del 2017 Bombay sufrió, a consecuencia de los monzones, una situación similar. En este caso la repercusión mediática mundial, ha sido mucho menor. Fuertes lluvias y la subida de la marea dejaron a muchas personas atrapadas en sus oficinas, en las estaciones de metro o dentro de los trenes, ya que la movilidad era imposible a causa de las inundaciones.

A pesar de todo, en Sonrisas de Bombay no tuvimos que lamentar grandes males. Algunos de los miembros del equipo estuvieron atrapados en los transportes y tardaron unas siete horas en llegar a sus casas. Uno de los parvularios se vio afectado por las inundaciones, pero pudimos controlar la situación. Y tres de las profesoras de los parvularios también vieron como el agua entraba en sus casas, igual que otros miembros del equipo de la organización. Pero sólo sufrimos pérdidas materiales.

Ese día, se registraron en la ciudad 298 mm de lluvia en tan sólo unas horas, con la  marea alta, lo que empeoró la situación. No todo el mundo corrió la misma suerte que nuestra organización, de nuevo tuvimos que volver a lamentar la muerte de 15 personas en Bombay. En India, Bangladesh y Nepal se estima que ha habido miles de muertos.

A principios de la semana pasada, según informó Times of India, Bombay sufrió la segunda lluvia más fuerte del mes de septiembre en el último siglo. La lluvia registrada por IMD fue de 304 mm durante 24 horas, aproximadamente lo que acostumbra a llover durante un mes entero. Además, según el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), es muy probable que las fuertes y violentas lluvias se repitan.

Bombay se ha enfrentado a duras situaciones, algunas  causadas por la mano del  hombre y otra resultado de desastres naturales. Ante estas, la ciudadanía se suele unir, ya que Bombay es una ciudad de contrastes y desigualdades: rascacielos frente a slums, grandes diferencias socioeconómicas, etc. pero los desastres nos demuestran que estos no discriminan a nadie. Eso sí, a menudo su impacto, como las lluvias en este caso, también se modula. Mientras algunos sufren por llegar a casa, otros saben que sus casas se habrán perdido. Las penosas infraestructuras de los barrios de chabolas no resisten las fuertes lluvias. Y si al principio del texto hablábamos de colapso de las alcantarillas, muchos barrios no cuentan con este sistema. Con lo que el riesgo de inundaciones y de propagación de enfermedades es mucho más alto.

Estas situaciones excepcionales nos deberían hacer reflexionar sobre cómo de dura es la existencia de muchas personas, que viven con dificultades para alimentarse, para acceder al sistema de salud, o a la educación y cuyo derecho a la vivienda está visiblemente vulnerado.

En los días críticos, las personas nos ayudamos, pero por qué no recordamos dónde quedan – a los lados de las carreteras de Bombay- miles de personas que han perdido sus casas, en condiciones de pobreza y exclusión, el resto de días, en los que también podemos ayudar.

Es momento para cuestionarnos si el hecho de que sus casas, por necesidad, estén construidas en zonas no reconocidas por la administración, justifica que su derecho a la vivienda se vea vulnerado.

Lamentablemente parece que nos hayamos acostumbrado a ver estas situaciones, pero no podemos rendirnos, hemos de reaccionar ante el incumplimiento de los Derechos Humanos. Y debemos indignarnos, ante estas vulneraciones que podemos ver al lado de casa o a miles de kilómetros, para exigir el cumplimiento de estos derechos. No podemos esperar a las desgracias para reaccionar, los monzones se repiten cada año, hay consecuencias evitables. Es el momento de reaccionar, todos somos personas, sujetos de derecho y ciudadanos y ciudadanas, en este caso, de la ciudad de Bombay.

En Sonrisas de Bombay trabajamos para mejorar la vida de miles de personas y para, conjuntamente, hacer que sus derechos fundamentales sean respetados. El proyecto Jump2Justice avanza desde hace meses en esta línea para ofrecer información y generar concienciación entre las comunidades de slums. Tú también puedes formar parte de esta maravillosa historia, de esta revolución de las sonrisas, que transforma futuros, tras el sueño de un mundo más justo.

Foto de Reuters.

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