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“Los problemas no sólo consisten en asuntos monetarios”

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Hoy hablamos con Natasha Rolston, antigua empleada de Sonrisas de Bombay durante cuatro años en los que fue responsable de proyecto en Bombay. Actualmente reside en Reino Unido y trabaja en un sector muy distinto al de la cooperación, pero su pasión por la cultura hispana y su amplio conocimiento de la realidad india y de Bombay en particular hace que sea tan interesante charlar con ella y compartir su experiencia. Ya en perspectiva, la sonrisa contagiosa de Natasha nos hace recordar su periodo en Sonrisas de Bombay. Reflexionamos con ella sobre el trabajo de los y las profesionales de la cooperación al desarrollo que, bien desde el terreno o desde otras sedes, son los responsables de llevar a cabo los proyectos y de estar en contacto constante con los beneficiarios y beneficiarias con quienes trabajamos.

 

– ¿Cómo entraste en contacto con Sonrisas de Bombay?

– Siempre me ha fascinado el arte y la cultura de España y, para comprender mejor el rico patrimonio del país, decidí estudiar español. Comencé a aprender el idioma en un instituto de idiomas en Bombay y tras estudiar varios niveles me convertí en profesora del instituto. Comencé enseñando español a nivel principiante, se introdujo para los niños, y después de algunos meses, mi profesora de español me comentó que en Sonrisas de Bombay estaban en busca de un profesional que hablara español para llevar a cabo su Proyecto de Acción Responsable. Aproveché la oportunidad porque sabía que mi profundo amor por el idioma y la cultura de España se utilizaría de la mejor manera posible y por una causa noble al trabajar con Sonrisas de Bombay. Nunca he estado más satisfecha con un trabajo como el que realicé en Sonrisas de Bombay. Casi nunca sentí estar trabajando, estaba haciendo lo que amo y, por lo tanto, estar en Sonrisas de Bombay fue muy satisfactorio y estimulante desde dentro.

– Cuéntanos a qué te dedicabas en Sonrisas de Bombay.

– Mis responsabilidades en Sonrisas de Bombay consistían principalmente en gestionar el Proyecto de Acción Responsable, que consistía en organizar las visitas para españoles y gente de otros países a los proyectos de Sonrisas de Bombay. Nada puede ser mejor que ver con tus propios ojos y experimentar de primera mano el trabajo de Sonrisas de Bombay. Las visitas a los proyectos siempre sirvieron para que las personas se convirtieran posteriormente en colaboradores de la organización. A través de las visitas a los diversos proyectos de Sonrisas de Bombay, muchas personas comprenden en profundidad los problemas a los que se enfrentan las personas que viven en los barrios marginales y cómo Sonrisas de Bombay desarrolla proyectos para atender a estos problemas. Muchas personas después de la visita se convirtieron en donantes o se unieron a nuestro equipo en España y se ofrecieron como voluntarios para diversos eventos y campañas. También me encargaba del Programa de voluntariado en Bombay, que fue predominantemente para la gente de la ciudad, ya que nos ayudó a crear conciencia sobre el trabajo de la Fundación en Bombay y alentar a las personas a implicarse con los ciudadanos de su propia ciudad.

– ¿Qué te han aportado las personas por las que trabajas?

– Trabajar para la organización ha sido una experiencia de aprendizaje a lo largo de mi viaje. Me ha dado la oportunidad de comprender en mayor profundidad las necesidades y los problemas de las personas que viven en los barrios marginales. A través de varias visitas a estos barrios he podido ver que los problemas no sólo consisten en asuntos monetarios, sino también en desigualdades de género y otros problemas sociales. Me encontré con mujeres en barrios marginales que necesitaban ser empoderadas, adolescentes que necesitaban un mejor camino en su vida que verse involucradas en las drogas y adicciones de diversos tipos; y personas mayores que necesitaban ayuda médica y asistencia para su salud. Al mismo tiempo, me he encontrado con personas en los slums que se han sentido satisfechos con sus condiciones, sin importar lo difícil que sea para ellos vivir en estos barrios de chabolas, he visto en algunos adolescentes la determinación de estudiar y trabajar duro una vez que han participado en los proyectos de Sonrisas de Bombay, y he experimentado la calidez y el afecto de algunas personas de los slums, que a veces es difícil de encontrar incluso entre algunos de mis conocidos más cercanos. Trabajar para las personas que viven en los barrios marginales ha sido más que una experiencia enriquecedora y me ha enseñado algunas lecciones muy valiosas en la vida de las que estoy muy agradecida.

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