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Ketan: el sufrimiento en silencio

 en Trata de personas

Cuando la Covid-19 comenzó a afectar con dureza la ciudad de Bombay, desde Sonrisas de Bombay empezamos a actuar para ayudar en lo posible a nuestra comunidad de personas beneficiarias.

Distribuimos alimentos, agua, empezamos a organizar actividades educativas online adaptadas y sobre todo, establecimos diferentes formas para estar en contacto y poder brindar apoyo psicológico en todos los casos en los que fuese necesario.

La historia que hoy os contamos es la de Ketan (no es su nombre real), una de las más sobrecogedoras a las que hemos tenido que hacer frente durante estos meses.

Ketan lleva dos años participando de las actividades de Life Skills Empowerment (LSE), el programa que pretende acompañar a jóvenes adolescentes para que crezcan de manera sana y puedan desarrollar al máximo sus capacidades, de tal manera que puedan establecer una buena relación con su entorno y se sientan fuertes y seguros para perseguir sus sueños. Ketan es uno de los jóvenes que vive en Kamathipura, barrio rojo de Bombay y es también una víctima de la trata de personas.

Ketan tiene problema de aprendizaje, pero en el grupo de LSE, se encontraba a gusto, tanto con sus monitores como con el resto de compañeros. Especialmente, tenía una buena relación con Prafullata, coordinadora del proyecto. Siempre habían conversado desde la confianza y Prafullata no solo se mostraba comprensiva, también señalaba con asertividad todo aquello que era bueno que Ketan mejorase.

Como decíamos, desde el inicio de la pandemia, estamos realizando las sesiones de LSE también online. Ketan era uno de los participantes más activos y entusiastas. Pero pasadas unas semanas desde el inicio del confinamiento, Prafullata detectó una bajada muy importante del interés y del nivel de participación de Ketan.

Prafullata decidió hablar con la tia de Ketan , su tutora con la que vive, y la verdad que le comentó una serie de excusas que no le convencieron nada. Su tía comentó que últimamente Ketan la desobedecía constantemente, pero eso no iba para nada con su manera de hacer. Finalmente su tía nos comentó que Ketan estaba en tratamiento por depresión y que dormía muchísimo. Ante esta situación y tras varias conversaciones, pudimos organizar varias sesiones especiales con Ketan y su tía.

Enseguida nos dimos cuenta de que Ketan tenía mucho miedo de hablar ante su tía. Así que organizamos unas sesiones con otros compañeros en la que se sintió cómodo, y fue así como descubrimos algunos capítulos muy difíciles de su vida.

Ketan nació en Katmandú, pero su tía lo trajo a Bombay para quedarse con ella en Kamathipura. Su tía también ha tenido una vida difícil. Alguien de su aldea la atrajo a Bombay prometiéndole un trabajo para hacer tareas del hogar y, al llegar, la vendió a uno de los dueños de burdeles en Kamathipura. Desde entonces ha estado viviendo en Bombay como víctima de la trata de personas ocultando la verdad a su familia.

Cuando Ketan tenía 2 años tuvo un accidente que le lastimó la cabeza y le causó daños en los órganos internos. El impacto fue tal que no pudo hablar hasta los 6 años. Años más tarde, presenció un violento incidente en casa: su padre, que a día de hoy vive con su hermano, intentó matar a su madre. Días después su madre se marchó y dejó a sus hijos con su padre. El impacto de todo lo vivido no ayudó a que Ketan empezara a hablar y le dejó rotundas cicatrices físicas y emocionales.

Por otra parte, su tía nunca le trató demasiado bien, ni le mostró afecto. Pero desde el inicio del confinamiento, debido a las dificultades económicas, al estrés de la situación y la imposibilidad de encontrar alternativas, esta situación empeoró. Abusos físicos y verbales, en privado y en público, formaban parte de su día a día. Y fue aquí cuando el comportamiento de Ketan empezó a cambiar. Se sentía muy mal. Y comenzó a tener mucho miedo, especialmente a su tía.

Cuando empezamos las sesiones con su tía y comentamos cómo se sentía Ketan, reconoció que estaba volcando toda su frustración en él. Se había quedado sin ingresos, sin opción de trabajar y la situación le estaba superando.

A partir de ese momento, empezamos a realizar sesiones conjuntas, conscientes de que había muchos factores complicados que abordar. Pero poco a poco, con su compromiso y con mucho trabajo, la situación entre ellos ha ido mejorando. Será necesario más tiempo para conseguir cambios en diferentes ámbitos, como el laboral, o el emocional, pero poco a poco estamos consiguiendo cosas. Ahora cada uno entiende la situación del otro y afrontan las dificultades como un equipo, con más confianza en el otro y en ellos mismos.

¡Sin duda, vamos a seguir trabajando!

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