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El viaje de Joan

 en Sensibilización

Reunión de bienvenida

Hoy es Joan Salom quien quiere contarnos cómo fue su experiencia viajando a Bombay, para conocer en terreno nuestra acción contra la pobreza. A Joan ya os lo presentamos hace unos meses.  También forma parte de nuestro equipo voluntario y también viajó el pasado octubre a Bombay, con este fantástico equipo de voluntarios y voluntarias que nos han ido explicando dicho viaje.

Hace unos meses ya os dijimos que Joan tiene un interior especial que te hace estar muy a gusto trabajando con él. Pues viajando, resulta que aún descubres de él una parte más excepcional. Así nos lo han dicho sus compañeros de viaje 😉

¡Gracias Joan por tu compromiso con Sonrisas de Bombay y por compartir tus recuerdos con todos nosotros!

Colaboro como voluntario en Sonrisas de Bombay y junto con otros siete voluntarios/as decidimos visitar durante unos días del

Visita a uno de los parvularios que impulsamos en Sonrisas de Bombay

pasado octubre 2019, nuestra sede central en Bombay, donde disfrutamos de una exquisita hospitalidad y visitamos los proyectos a los que nuestra organización dedica sus esfuerzos.

Desde el punto de vista digamos organizativo, pude ver sobre el terreno la realidad del trabajo diario, esfuerzo, dedicación, necesidades, obstáculos, soluciones posibles, soluciones imposibles, organización y eficacia que son necesarios para llevar a cabo cada proyecto. Constaté y me alegró la extrema personalización de los objetivos de cada proyecto, que aunque distintos uno de otro en cuanto a área de ayuda (educación, niños/as de la calle, tráfico humano, apoyo comunitario, etc…) realizan el seguimiento  a cada persona en concreto. Y esa persona en concreto, con nombre, apellido y su problema específico es el enunciado del tema a solucionar en las reuniones de seguimiento con los responsables.

En cuanto al aspecto emocional, el brutal impacto de la realidad miserable contrastada con la alegría de vivir, ¡las sonrisas no como lema sino como realidad! y el agradecimiento sincero y desinhibido que transmiten las personas beneficiarias y colaboradoras, me provocó una cierta sensación de impotencia y boom emocional que reforzó mi decisión como voluntario. 

Por una parte, volví con la alegría de haber confirmado que nuestra aportación al día a día de esas personas y a la construcción de su futuro es realmente eficaz, y por otra parte, con las emociones a flor de piel, todavía  ahora, por los momentos vividos y el ánimo renovado ante la enormidad del trabajo pendiente de realizar.

Calles de Bombay

Nuestros queridos viajeros y viajeras en el Smiling Bus

 

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