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Os presentamos a nuestro voluntario Joan Salom

 en Sensibilización

Un día del pasado verano llegó a la oficina de Sonrisas de Bombay en Barcelona, y desde entonces, Joan ha asistido a su cita semanal con el voluntariado en Sonrisas de Bombay como es él: discreto, eficiente, y con esa cosa especial que hace que nos sintamos tan contentos de trabajar con él y formar parte del mismo equipo. 

Lo podéis leer en esta entrevista: pero antes, ¡Gracias por tu implicación Joan!

¿Cuando empezaste en Sonrisas de Bombay?

El verano pasado me inscribí, rellenando el formulario en la web de Sonrisas de Bombay, en principio para ayudar unas horas a la semana en tareas administrativas. Me llamaron, envié un currículum, una entrevista y empecé.

¿Qué te motivó a trabajar como voluntario? y ¿por qué en esta organización?

Trabajé ininterrumpidamente de los 14 a los 65 años siempre en el ámbito de las empresas privadas. Al jubilarme pensé que, entre otras cosas, era el momento de activarme en el ámbito de las organizaciones solidarias de ayuda contra la pobreza, de las que era un completo ignorante en cuanto a funcionamiento interno.

¿Qué expectativas tenías del voluntariado? ¿Crees que se están cumpliendo?

Quería ayudar de forma práctica y personalmente, en algo a lo que de alguna manera pudiera aportar mi trabajo concreto para objetivos en proyectos de ayuda también concretos, y verlo con mis propios ojos. La verdad es que estoy muy satisfecho, no sólo del entusiasmo y cordialidad que se respira en la organización sino también de la profesionalidad y claridad de objetivos.

¿Qué tareas desarrollas como voluntario? ¿Cuánto tiempo le dedicas?

De momento sólo dedico unas pocas horas a la semana en trabajos administrativos…, y lo que caiga, en la oficina de Barcelona. También hago de enlace con la red de entidades solidarias de Sant Cugat del Vallés asistiendo a las reuniones en representación de Sonrisas de Bombay y participando en eventos en esa zona.

¿Conocías la realidad de la India antes de conocer Sonrisas de Bombay? ¿Qué cosas te han llamado más la atención?

He estado dos veces en la India, una en el norte como turista y otra en Bombay por trabajo. Esa segunda vez, aunque lo intenté, desgraciadamente no pude visitar los proyectos ya que no es posible hacerlo en sábado ni domingo, y el resto de la semana estuve trabajando. Es algo que tengo pendiente e intentaré volver allí lo antes posible para hacerlo.

En la India me llamó especialmente la atención la pobreza. No hay más que salir a la calle. Así de simple. Y cuando digo pobreza digo miseria en el sentido más amplio, una indiferencia atroz y también una capacidad brutal para el optimismo. Cuando la gente con recursos está rodeada de pobreza día tras día parece que se acostumbran bastante a este escenario como algo habitual.

¿Qué proyecto/os de los que impulsamos en la India destacarías? ¿por qué?

Pienso que el proyecto educativo, desde las guarderías en los propios slums hasta el paso a la educación superior, es básico. El acceso a la educación es fundamental para la evolución tanto personal como colectiva, cambio de hábitos y confianza en las propias posibilidades. El enfoque específico que se está dando para las niñas me parece extraordinario.

¿Cómo te sientes siendo parte del equipo de Sonrisas de Bombay?

Muy satisfecho. El ambiente de trabajo, la amabilidad y la motivación de todas las personas que he conocido es fantástico. Desde un punto de vista más egoísta me siento completamente recompensado y desearía poder pasar más tiempo cooperando.

¿Qué le dirías a alguien que pensase en hacer un voluntariado?

Pues que si está pensando en hacer de voluntario es porque algo se lo está pidiendo. Que no se reprima, no le dé más vueltas y venga a vernos. No se pierde nada por intentarlo. Hay muchas cosas que hacer y diversas formas de colaborar.

La satisfacción de poder colaborar solidariamente en Sonrisas de Bombay y ver resultados creo que puede ser una de sus mayores satisfacciones.

 

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