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Tolerar la injusticia es un crimen casi más grande que cometerla

 en Sensibilización

Suchita en el Smiling Bus.

Al trabajar en equipo, a menudo nos encontramos con personas que siempre están sonriendo y que hacen que todos a su alrededor nos sintamos felices. Sin embargo, muchas veces detrás de esas sonrisas hay dolor y tristeza, pero hay personas que pese a ello consiguen avanzar en la vida con una actitud positiva.

Suchita es una de las personas que forman parte de nuestro equipo y se unió al equipo de Sonrisas de Bombay Smiles hace 2 años como coordinadora en terreno del proyecto Smiling Bus. Jovial por naturaleza, Suchita se muestra siempre sonriente y es una persona a la que le encanta disfrutar cada momento de su vida, pero ella también tiene una historia que contar.

Suchita, ¿podrías hablarnos de tu familia?

Nací y crecí en la ciudad de Bombay con mis dos hermanas y un hermano. Mi madre trabajaba para el  Brihanmumbai Municipal Corporation y mi padre en Indian Railway. Cuando yo tenía alrededor de 5 años, mi padre sufrió un derrame cerebral grave y como consecuencia de ello le quedaron paralizadas una mano y una pierna. Aunque nuestra familia tuvo que hacer frente a numerosas dificultades económicas, nuestros padres siempre nos acompañaron para que tuviéramos una buena educación y nos brindaron el mejor apoyo posible dentro de sus posibilidades. A mi hermano pequeño también le diagnosticaron un problema cardíaco desde su nacimiento y estuvo bajo tratamiento médico hasta que cumplió los 25 años. A pesar de la difícil situación económica y de salud, todos mis hermanos completaron su educación y encontraron una buena ocupación, sin embargo, a mi no me interesaban mucho los estudios. Apenas conseguí completar mi educación básica.

¿Cuándo te casaste?

Cuando tenía 13 años mi padre falleció y con él perdí mi apoyo principal en el marco de mi familia. Mi madre se preocupaba cada vez más por mí porque no tenía un buen expediente académico, ya que eso me impediría conseguir trabajo. Pensó que casar a su hija con un hombre con un trabajo seguro en el gobierno aseguraría unos ingresos mensuales estable y aseguraría también que su hija pudiera sobrevivir con la pensión de su esposo en el futuro. Me casé a los 23 años y comencé a vivir con mis suegros y mi esposo en Byculla.

¿Tu familia política y tu marido te ofrecieron apoyo?

Suchita con su hermana.

Mi madre se sintió aliviada al verse libre de la carga de su hija. Sin embargo, esto fue solo el comienzo de una serie de desafíos y crisis que iban a presentarse en mi vida. A los 15 días de mi matrimonio, mi esposo me confesó que se había visto obligado a casarse conmigo y que no tenía ningún interés en mí. Estaba destrozada y me sentía  indefensa, pero seguí viviendo con mi esposo con la esperanza de que las cosas tomaran un giro positivo para nosotros como pareja. Sin embargo, cada día que pasaba me parecía un desafío y los episodios de violencia machista eran parte cotidiana de mi vida. Tenía miedo y estaba perdiendo control sobre mí misma y mi confianza. Ya no encontraba el valor para afrentar un nuevo día de tortura y violencia a manos de mi esposo. Con cada día que pasaba, me hundía más profundamente en un oscuro pozo de tristeza y desesperación. Pasé por este calvario durante 8 años. Finalmente, un día logré reunir la  fuerza y la confianza suficientes para darme cuenta de que tolerar la injusticia es un crimen casi más grande que cometerla y finalmente un día salí de la casa de mi esposo sin ninguna pertenencia, sin nada.

¿Buscaste ayuda en tu familia?

Indefensa, me dirigí a casa de mi madre con la esperanza de encontrar refugio y apoyo. Sin embargo, para mi desconsuelo, my madre, preocupada por el entorno, me acogió solo por una noche y me ordenó regresar a casa de mi marido. Desesperada y decepcionada, pasé tres noches en una estación, dispuesta a no regresar a una vida de infierno.

Suchita en las acciones de emergencia durante la pandemia.

¿Cómo cambió tu vida? ¿Quién te inspiró, y por qué?

Por fin me refugié en casa de mi hermana mayor, que ha sido la única persona de mi familia que me ha apoyado desde entonces. Mi hermana no solo me ofreció su hogar sino que durante los dos años siguientes me orientó y me ayudó a recuperar mi autoestima. Me animó a mantenerme firme y empecé a considerar la opción de estudiar para conseguir un trabajo. Todo gracias gracias a los esfuerzos y el cariño de mi hermana.

Al principio no tenía la más remota idea sobre cómo y qué estudiar. Después de hablarlo con mi hermana, las dos nos apuntamos a un Master de Trabajo Social en el Instituto Nirmala Niketa. Los estudios me ayudaron a desarrollarme como persona. Al finalizar el curso era otra persona, y se lo agradezco a mi hermana.

¿A qué te dedicaste durante 15 años? Cuéntanos tu experiencia

Después de finalizar los estudios, entré a formar parte de la Yuva Childline Organization. Me ocupaba de las tareas relacionadas con los Derechos de la Infancia, implementando la ley POCSO (Protección de la Infancia contra el abuso sexual). También he trabajado en zonas de prostitución, como Kamathipura, para rescatar las mujeres víctimas de la trata.

Como he dicho, me sentía muy satisfecha de mi trabajo porque participaba en el rescate de niños y niñas y mujeres inocentes víctimas del maltrato. No quería que ningún niño, niña o mujer tuviera que pasar por el mismo calvario que yo había sufrido.

¿Cómo pasaste a formar parte de Mumbai Smiles? ¿Cuál es tu función en Mumbai Smiles?

Un compañero de trabajo más veterano que yo, que ahora es el director del proyecto en el que estoy, Sachin Bhagat, me introdujo en  Mumbai Smiles. Tras una serie de entrevistas me seleccionaron como coordinadora en el terreno del Proyecto Smiling Bus. Me gusta estar con niños. Me gusta enseñar y orientar a los niños sin acceso al derecho a la educación. Me alegra contribuir a mejorar su futuro.

¿Ha asistido a alguna sesión de las que hemos organizado con Varsha Kamble sobre violencia machista? ¿Cómo te sentiste?

Sí, he asistido a una de sus sesiones. Fue genial verla en ese papel. Varsha, quien ha sufrido violencia machista, está ofreciendo espacios seguros, en confianza, para mujeres como ella. Creo que es una mujer valiente y está haciendo un trabajo increíble para concienciar sobre la violencia machista. Le deseo mucha suerte.

¿Cómo te imaginas tu futuro ? ¿Qué mensaje quieres enviar?

Hoy en día, me siento plenamente satisfecha con mi nueva vida. Me siento segura, y vivo el presente. Quiero adquirir mi propia casa donde poder ofrecer un lugar a quien lo necesite, y que nadie se vea obligado a pasar noches en solitario en las estaciones. Me gustaría insistir en que la tolerancia a la injusticia es peor crimen que cometerla. Debemos luchar contra la violencia de todo tipo.

Revisión médica en el Smiling Bus.

 

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