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La visita de Rosa y sus amigas a Bombay

 en Sensibilización

A Rosa ya la conocéis, del cartel o la web de Smileywood, por haberla visto en stands de algunas actividades como St. Jordi, o por la oficina, o de la entrevista que publicamos hace unos meses.

Bien, hoy nos cuenta su visita a los proyectos este verano:

Viajé a Bombay porque hace  5 años que estoy colaborando con Sonrisas de Bombay y tenía ganas de conocer el proyecto. Ya sabía cómo era la India, me imaginaba que era muy pobre que había mucha diferencia entre clases sociales, pero cuando llegamos nos impactó muchísimo, porque realmente es muy pobre. Piensa que el 40% del terreno  de Bombay  son slums! Pero la gente es un encanto.

Primero fuimos a visitar un Balwadi, me pareció una maravilla. Niños de dos años y medio o tres ya saben los días de la semana, los meses del año y también sabían cantar canciones muy bien, ¡hasta nos cantaron el himno! El espacio de la clase era  pequeño  para 30 niños, pero nos encantó verlos aprendiendo y lo bien cuidado que estaba el sitio.

Después fuimos a visitar el hospital. Allí nos enseñaron el espacio donde se trataba a los niños con cáncer. Natasha  nos explicó que cuando los niños salen del hospital necesitan estar bien alimentados, y disponer de sus medicinas. De estos aspectos también se encarga Sonrisas de Bombay y también fue algo que nos impactó mucho.

También  fuimos  a ver el proyecto SEED. Nos encantó ver el taller y ver como las mujeres hacían las bolsas y  confeccionaban todo aquello que posteriormente vendemos aquí. ¡Nos  gustó mucho ver este proyecto!

Por último fuimos a la escuela Yashodhan, es la foto que acompaña este texto. Es una escuela inmensa, todos los niños eran muy educados se respiraba un ambiente de mucho respeto. Los alumnos intentaban hablar con nosotras pero no los entendíamos. Los profesores eran un encanto, nos recibieron con los brazos abiertos y nos enseñaron todas las clases.

Vinimos tan entusiasmadas, que todas mis amigas se han hecho voluntarias.  Fue un viaje que nos impactó mucho, pero gracias a Sonrisas de Bombay los niños de los slums pueden llegar a tener educación. Quedamos encantadas de poder ver todos los proyectos, de ver la  buena organización y  de la manera cómo lo llevan todo adelante. Y sobre todo de las sonrisas de la gente, son personas que te llegan al corazón. Pienso que deberías ir, porque te quedarías asombrada con todo lo que allí puedes ver y vivir.

Yo tenía información sobre todos los proyectos, además he leído todos los libros de Jaume y el primer libro provocó en mí que me hiciera socia. Pero al volver los he vuelto a leer y he entendido todo el sufrimiento y todo lo que vivió en Bombay.

Pasear por las calles de la India y observar todo aquel paisaje causa un gran impacto pero tener la oportunidad de entrar en un slum y poder ver cómo vive aquella comunidad y los proyectos en persona provoca que vuelva con aún más ganas de colaborar y con más ilusión. ¡Volvería a ir ahora mismo!

¡Sonrisas de Bombay es esperanza! Esperanza de  que aquellos niños puedan salir de la pobreza que les rodea. Cuando vuelves tienes un doble sentimiento, estás triste por haber visto la pobreza que existe en esa gran ciudad pero por otro lado vienes muy contenta por haber sido testigo de la labor que lleva a cabo Sonrisas de Bombay gracias a las donaciones y aportaciones de socios, voluntarios, colaboradores, etc. Yo me podía llegar a imaginar lo que hacía Sonrisas de Bombay, pero no tanto como viéndolo  en persona, viendo la verdadera realidad.

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