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El viaje de Cèlia

 en Sensibilización

Cèlia es voluntaria de Sonrisas de Bombay, tuvimos la suerte de poder contar con ella mientras estuvo viviendo una temporada en India y desde entonces forma parte de nuestro equipo voluntario, al que estamos tan y tan agradecidos. Su nombre os puede ser familiar porque muchas de las fotos y videos que compartimos, tienen su inconfundible sello 😉 Hoy Cèlia ha querido compartir un recuerdo con todos nosotros y estamos encantados de viajar a Bombay de su mano. ¡Gracias Cèlia por compartirlo y por tu mirada y compromiso! Siempre con una sonrisa, siempre haciéndolo fácil.

¿Te vienes?

“La primera vez que viajé a India solo estuve tres semanas recorriendo las partes más turísticas del país con mis amigos. Al llegar a casa, le dije a mi familia: “De aquí un año, volveré a India. Necesito explorar este país sola y por más tiempo.”

Y así es como pasé un año preparando un viaje, con los nervios de dejarlo todo por primera vez en la vida y con la sensación de iniciar una aventura que no sabía ni dónde ni cuándo acabaría. Pero que deseaba llevarla a cabo con todas mis fuerzas. Conocí Sonrisas de Bombay en un evento en Barcelona: la Walkim. Yo estaba cubriendo el evento para la agencia en la que trabajaba y me interesé mucho por su labor. Así es como decidí dónde iniciar el viaje y meses más tarde cogía un vuelo sin billete de ida dirección Bombay.

De mi primer viaje, ya sabía que India era VIDA y que nunca me había sentido más viva en ningún lugar. Pero la llegada a Bombay me sorprendió como pocas cosas me sorprenden en mi día a día. Estuve en la ciudad 3 meses intensos, colaborando con Sonrisas de Bombay y disfrutando como nunca de mi profesión. Recuerdo que el último día en la ciudad, antes de ir a Nepal, no sabía muy bien qué hacer. ¿Me iba a comer con los amigos que había hecho en el hostel? ¿Me iba a pasear por Hill Road? Pero de golpe, lo tuve claro. Tenía que despedirme de los niños y niñas que había conocido una semana antes con el proyecto de Smiling Bus. Así es como cogí el tren sin saber bien bien dónde se encontraban los niños que viven en la calle… pero siguiendo mi instinto y recordando partes del trayecto que hicimos con el Bus, finalmente encontré esas hermosas sonrisas. Fue muy emotivo porque ellos me reconocieron y con gestos y cuatro palabras en un inglés-hindi les dije que me iba y que los echaría de menos. Hay rincones, lugares, personas que te roban un pedacito de corazón y esos niños me lo robaron.

Aún ahora, que ha pasado ya más de un año, recuerdo con alegría y nostalgia todo lo que viví en Bombay. Por suerte o por desgracia he tenido un confinamiento para readaptarme y para volver a las costumbres de dónde vengo. Pero confieso que echo de menos los tuk tuk, el chai, el regateo con los comerciantes de Colaba, los atardeceres de Marine Drive, las sonrisas de estos niños y muchas tantas cosas… Se me quedó medio corazoncito en India… y a veces tengo la sensación de que por muchas veces que vuelva siempre estará allí, como una especie de imán que me recuerda que aquello también es mi casa.”

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