Sunita y las ganas de dejar huella

Sunita Londhe es una de las maestras en los centros de preescolar en los que trabajamos en Bombay. Es uno de los muchos ejemplos de superación que conocemos en las comunidades, y una muestra de que es posible cambiar un pasado difícil por un futuro esperanzador, con un poco de ayuda y mucha determinación.

Hasta que Sunita ha llegado a ser maestra de un parvulario su vida no había sido nada fácil. Fue víctima de violencia doméstica pero no encontró apoyo alguno en su familia. Trabajaba como asistenta hasta que una amiga le enseñó el trabajo de Sonrisas de Bombay. Comenzó a trabajar en la organización en 2013, pero como no tenía formación suficiente comenzó como ayudante. Pocos meses después, gracias a su trabajo y muchas horas de estudio, consiguió hacerse maestra. Sunita, que está casada y sin hijos, dedica la mayor parte de sus ingresos para que su marido se cure de un problema de alcoholismo. Además está estudiando para aprobar su diplomatura.

“Siempre quise ser maestra, ya antes de casarme, y al final mi sueño se ha hecho realidad”, cuenta Sunita. En estos años en el parvulario ha aprendido a hablar en público, a hacer informes para las familias de los alumnos, y sobre todo ha cambiado su percepción de sí misma. “Antes a mí me conocían como empleada doméstica, pero ahora la gente me llama maestra”.

Hay que medir la trayectoria de Sunita más allá de un ascenso social. Se trata más de un ascenso personal con el que, sobre todo, va a contribuir a educar a decenas de niños y niñas. Ahora gestiona una clase completa de preescolar, tiene relación con sus alumnos y alumnas, con sus padres y madres y con el resto del equipo de maestras de Sonrisas de Bombay. Sus planes son terminar su diplomatura y después estudiar un máster en trabajo social… Ya no tiene limitaciones. Ahora Sunita tiene más capacidad para cambiar las cosas y generar un impacto mayor ¡Estaremos contigo para ver tus sueños hechos realidad, Sunita!