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Rashida reconstruye su vida en Bangladesh
Rashida: reconstruir la vida en Bangladesh después de la trata
En Bangladesh, miles de mujeres como Rashida caen cada año en las redes de la trata de personas, engañadas por falsas promesas de trabajo en el extranjero. Desde Sonrisas de Bombay trabajamos en el distrito de Satkhira, en la prevención de estos casos. Nuestra labor se centra en organizar actividades comunitarias, por medio del proyecto SAPATH, para concienciar sobre los peligros de la trata. Por tanto, buscamos evitar nuevos casos y dar herramientas para identificarlos. Para ello, lanzamos también campañas de sensibilización.
Pero hay un segundo objetivo clave en esta labora de sensibilización: trabajar con el conjunto de la población para que el estigma no recaiga sobre aquellas personas que ya han tenido que sufrir las cadenas de la trata en su propia piel. Porque cuando la prevención no llega a tiempo, es necesaria la reconstrucción de las vidas rotas por la trata.
El engaño que cambia vidas
Rashida, de 31 años, vivía en una aldea remota de Satkhira cuando un familiar le ofreció un trabajo de limpieza en un hospital de Arabia Saudí. Desesperada por escapar de la pobreza, reunió el dinero que le pedían vendiendo el ganado y pidiendo préstamos. Lo que encontró al llegar fue muy diferente: explotación laboral extrema, confiscación de documentos, jornadas extenuantes, limpiando cuatro casas al día y un salario mínimo, cuando se lo pagaban.
Durante más de tres años, Rashida vivió encerrada, maltratada y apenas sin contacto con su familia. Solo tras enfermar gravemente y después de que su familia enviara más dinero, pudo regresar a Bangladesh en junio de 2023, completamente quebrada física y emocionalmente.
El doble castigo del regreso
Pero el sufrimiento no terminó en el aeropuerto. Como sucede con muchas supervivientes de trata, Rashida se enfrentó al rechazo social de su comunidad. Los vecinos la señalaban, los acreedores la acosaban diariamente y el estigma la obligaba a huir de su propio hogar. Sus padres, devastados por las deudas y la vergüenza, fallecieron poco después de su regreso.
«Las mujeres que han sido víctimas de trata enfrentan una doble victimización», explica nuestro equipo en Bangladesh. «Primero la explotación en el extranjero, después el rechazo en casa. Sin apoyo, muchas no logran salir adelante.»

Rashida en su comercio
La reconstrucción: terapia y oportunidades
Fue entonces cuando nuestro equipo la conoció durante una reunión comunitaria. Y los mecanismos de apoyo se pudieron en marcha, Rashida recibió cinco sesiones de terapia psicosocial que fueron cruciales para su recuperación mental. Pero el apoyo psicológico fue solo el primer paso. Rashida participó en cuatro sesiones de orientación laboral y completó una formación de diez días en emprendimiento. Con el apoyo de un capital inicial, abrió una pequeña tienda de comestibles que hoy le genera lo suficiente para poder vivir y mantener a su familia. Ha comprado una vaca, tres cabras y aves de corral que le dan ingresos adicionales, y produce alimentos que vende desde casa.
Un cambio que transforma comunidades
Hoy, Rashida no solo ha recuperado su estabilidad económica, sino también su dignidad social. La misma comunidad que la rechazó ahora la ve como un modelo a seguir. Planea expandir su negocio y crear empleos para otras mujeres.
Su historia ilustra por qué nuestro trabajo de prevención es fundamental. Para las supervivientes de trata que regresan traumatizadas y endeudadas, contar con recursos integrales de apoyo psicológico y oportunidades económicas reales no es una opción: es una urgencia vital que puede marcar la diferencia entre la exclusión permanente y la reconstrucción de una vida digna. Así como también una sociedad sensibilizada que no se deja llevar por los prejuicios, sino que aplaude la superación y acompaña para que esta sea posible.