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Priya, 23 años de obstáculos y de fuerza
Hay personas que con sólo 23 años acumulan una experiencia y una fuerza, a base de superar obstáculos, que sirven para inspirar a otras muchas.
Hoy queremos contarte la historia de Priya, una joven de 23 años de Nepal. De pequeña se crió con su tía, ya que sus padres tenían una situación económica muy precaria y el ambiente doméstico no era agradable. A diferencia de sus dos hermanos, Priya consiguió sacarse el graduado escolar, pero no pudo continuar estudiando. Tuvo que ponerse a trabajar para ayudar a su familia. Con la ayuda de su tía, recibió clases de estética y pronto empezó su primer trabajo en un salón de belleza. Aunque fuese a costa de no seguir estudiando iba a poder ayudar a su familia, así que el sacrificio merecía la pena.
Pero Priya nunca llegó a recibir el salario prometido en ese salón de belleza, con lo cual tuvo que buscar otro empleo. Encontró trabajo en un hotel, donde le pagaban muy bien: 12.000 rupias nepalíes. Unos 80 euros al mes. Con ese dinero podia ayudar muy bien a su familia. Pero no era un dinero fácil. Era dinero que se aprovechaba de la necesidad, de la fuerza que ejercen unos seres humanos sobre otros. Era un dinero teñido de explotación sexual.
Priya estuvo un año en ese hotel. En ese tiempo empezó a sufrir insomnio, apenas hablaba con nadie y, a menudo, durante las interminables noches, pensaba en acabar con su vida. Cada día era peor que el anterior. Pero un día conoció a una chica que venía de una ONG llamada Cchori [organización socia local de Sonrisas de Bombay en Nepal]. En seguida vio que podia confiar en ella, así que le contó cómo era su situación y lo mal que lo estaba pasando. Un tiempo después, la chica de esta organización le dijo a Priya que podia entrar en su Centro Social. Dejó el hotel y empezó a recibir ayuda y cuidados para recuperarse del trauma que vivió durante esos meses.
Desde entonces, y en solo unos cuantos meses, Priya ha cambiado radicalmente de vida. A través de Cchori se apuntó a un curso de peluquería, que le encanta. Y ahora compagina este curso con una actividad que seguro que te resulta muy familiar. Sí, Priya es una de las beneficiarias de nuestros proyectos que fabrican las rosas solidarias de tela, que ponemos a la venta todos los años. ¿No es maravilloso?
Pero aún más importante es que Priya ha aprendido a estar bien con ella misma, a compartir sus sentimientos, a marcarse metas, a tener una buena relación con su familia, a estar en paz. Es una mujer más fuerte. ¿Su próximo objetivo? Trabajar en una peluquería ¡y seguro que lo conseguirá! Porque no hay obstáculos cuando alguien tiene claro lo que quiere y ha luchado toda su vida por conseguirlo.
Así apoyamos la integración sociolaboral de supervivientes de la trata de personas.