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Ayuda para escapar de la crueldad de la trata

 en Trata de personas

Esta historia es parecida a otras que ya os hemos contado. Pero también lo es a muchas otras que NO os hemos contado, con una diferencia: las mujeres que las protagonizan no han tenido la oportunidad de tener una familia que las quiere, y de cruzarse con una organización, que las ayude a recuperar sus vidas. Así que, aunque muchas historias se parecen, lo que las diferencia es el final. O mejor dicho, en esta historia no hay un final, hay un principio, hay esperanza. Otras mujeres por desgracia no encuentran escapatoria a la trata y a la explotación sexual: con tu ayuda queremos que muchas más mujeres puedan prevenir y escapar de la crueldad de la trata.

Jahanara se casó con 16 años, su marido trabajaba en una fábrica de helados. A pesar de vivir en un pueblecito muy pobre de Bangladesh, y con muy pocos recursos, tenían una vida relativamente tranquila, hasta que en 2003, Babu, su marido sufrió un accidente, aunque sobrevivió, ya no podía trabajar. En ese momento decidieron mudarse con la familia de él, y ella trabajaba limpiando otras casas, pero en 2009 llegó un bebé y económicamente la situación empeoró mucho.

Tras diez años de lucha por sacar adelante a toda la familia, en 2020 Jahanara contactó con una antigua vecina que se había ido a vivir a Arabia Saudí, donde ganaba mucho dinero. Desesperada le pidió ayuda a esta mujer, quien le dio un contacto de la empresa que la había contratado, en la capital. En la empresa le ofrecieron trabajo cuidando niños y un sueldo de 177 euros en Arabia Saudí. Lo vendieron todo y pidieron tres préstamos para reunir el dinero para el viaje y el 7 de julio de 2021, Jahanara se fue a Arabia Saudí. Tras hacer una cuarentena de 7 días, llegó a la casa donde debía trabajar. Tenía que cuidar a tres niños y ocuparse de la casa.

Tres meses después su jefe le dijo que debido a la COVID-19 no iba a cobrar ningún salario, hasta que todo volviera a la normalidad. ¿Pero cómo iba ella a sobrevivir y lo más importante, a enviar dinero a casa, a pagar los créditos? Ante sus quejas, él empezó a torturarla.

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Jahanara dijo que se quería ir y entonces su jefe la encerró durante dos días. Cuando la soltó y se enteró de que Jahanara intentó contactar con la embajada, aunque parecía imposible todo empeoró. Estuvo encerrada dos meses y la violencia fue a más.

Babu, preocupado empezó a insistir con la empresa en que algo no iba bien. Pero no le escuchaban. Y cuando lo consiguió la respuesta por parte del jefe de Jahanara era que tenía COVID. Pero él no se rindió y contactó de nuevo con la empresa y las autoridades, hasta que la empresa le dijo que haría todo lo posible para traerla de vuelta. Pero le pidió más dinero. Más del triple de lo que ella cobraba, eso más las deudas era un imposible.

Babu desesperado se presentó con un poco más de 200 euros, y rogó. La empresa accedió con la condición de que no les demandarían y que entregarían toda la documentación que tuvieran. Babu aceptó, qué otra cosa podía hacer…

El 15 de febrero de 2022 Jahanara regresó. Pero estaba destrozada. Y además tenían muchas deudas. A pesar del alivio de estar todos juntos, su vida era un inmenso problema. Unas semanas después de regresar, la organización Agrogoti Sangstha, con la que trabajamos en la zona, tuvo conocimiento del caso, y empezamos a trabajar con Jahanara y su familia. Lo primero fue ofrecerle atención hospitalaria y empezamos a estudiar la denuncia legal del caso, para que recibiera una indemnización por lo sucedido. Esta mujer, con serios daños físicos y emocionales, aún se está recuperando y el caso sigue abierto. El camino será largo, pero cuando esté mejor participará en un curso que le permita orientarse profesionalmente y cuidar de ella y su familia.

Para Jahanara hay esperanza, y queremos llevar esperanza a muchas más vidas.

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