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Una visita conmovedora: Wetravel.cat cuenta en primera persona como fue conocer los proyectos de Sonrisas de Bombay en India

 en Sensibilización

“India fue la última parada de nuestro viaje de un año por el mundo. Desde que salimos de Barcelona teníamos claras dos cosas de nuestro paso por este país asiático. Una, volveríamos a Anantapur a ver los niños que tenemos apadrinados con la Fundación Vicente Ferrer y dos, iríamos a Bombay a conocer los proyectos de Sonrisas de Bombay. Sabíamos que la visita no nos dejaría indiferentes, pero no que nos conmovería tanto.

Habíamos quedado con Natasha (la encargada de las visitas por aquel entonces) a las 9:30h, pero llegamos un poco antes y nos recibió Jaume Sanllorente. ¡Qué honor! Sólo sentarnos nos contó que Bombay está en el ranking de ciudades más caras para vivir, ¡más que Nueva York! Y que una chabola puede llegar a costar mil euros de alquiler. Siguió con los tres principales problemas a los que se enfrentan los niños y niñas en los slums de Bombay. El más leve, que su familia les obligue a trabajar para traer dinero a casa y, los peores, que los capten las mafias para prostituirse o que les amputen extremidades y les quemen la piel para que den más pena a la hora de pedir en la calle. ¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI sigan pasando estas barbaridades?

Esto sólo era el principio de la visita, aún no habíamos salido de la oficina de Sonrisas de Bombay, y ya teníamos el corazón en un puño. Definitivamente la visita nos iba a conmover. Con toda esa información subimos con Natasha la rudimentaria furgoneta que utiliza la organización para llevar a los visitantes a los slums preparados para ver lo peor. India era uno de los países más pobres que visitábamos durante nuestro año de aventuras. Habíamos estado 8 años atrás y la verdad es que lo recordábamos tal y como lo habíamos dejado: el color omnipresente en su vida diaria, las sonrisas de todo el mundo, las calles sucias y sin acabar, los coches esquivando las vacas y ese olor particular de las ciudades indias. En definitiva, un país con una fuerza cultural que, como dice el tópico, o lo amas o lo odias, pero no existe término medio.

Embobados mirando por la ventana de la furgoneta esa esencia que, después de casi 10 años nos seguía cautivando, llegamos al slum donde estaba el parvulario que visitaríamos. Para entrar, tuvimos que atravesar un montón de basura y escombros y un tubo enorme de canalización de agua potable. Natasha nos contó que esa agua pasaba de largo, iba a los barrios ricos para que pudieran consumir agua en condiciones, “lujo” del que no disponían las comunidades que estábamos a punto de conocer.

Y contrariamente a lo que habíamos imaginado, al cruzar la puerta de entrada al slum nos pareció llegar a pequeño oasis. Chabolas básicas pero decentes, calles más o menos limpias para el estándar indio y ni un coche. Y el parvulario… ¡que maravilla! Una barraca bien acondicionada, con 30 niñas y niños uniformados de rosa, con los ojos bien abiertos dispuestos a aprender. Era uno de los primeros días del curso y tocaba pastilla de desparasitación y reunión con los padres y madres. Se notaba que la fundación llevaba tiempo trabajando con las comunidades la importancia de la educación. El aula se llenó de padres, madres y abuelos en un abrir y cerrar de ojos.

Sonrisas de Bombay tiene 29 parvularios repartidos en los barrios más pobres de la ciudad y da educación a 900 niños y niñas de entre 0 y 6 años. Puede parecer poco para una ciudad de 20 millones de habitantes, pero entre becas a los estudiantes de secundaria y de universidad, trabajadores de la fundación, ayuda a adolescentes, y apoyo al desarrollo socioeconómico de las mujeres de las comunidades y un largo etcétera, nos contaron que los proyectos de Sonrisas de Bombay llegan a unas 8.000 personas y sus familias. Una ayuda imprescindible que todo el mundo debería conocer de primera mano una vez a la vida.

Desde entonces, somos socios colaboradores de Sonrisas de Bombay, una forma de colaborar a hacer de los slums sitios mejores, y profundamente convencidos de poder llegar cada día a más personas necesitadas. Muy orgullosos de poder decir que formamos parte de esta gran familia.”

Si tú también quieres hacer este viaje conmovedor, solo tienes que escribirnos a mumbai@mumbaismiles.org.

Carles y Cris son dos viajeros empedernidos que entre agosto de 2016 y agosto de 2017 estuvieron dando una vuelta al mundo que, a parte de India, les llevó a visitar países como Ecuador, Perú, Argentina, Nueva Zelanda, Filipinas o Indonesia. Puedes conocer sus aventuras en www.wetravel.cat. Además Cris es voluntaria del equipo de Comunicación y se encarga de esta sección del blog, así que aprovechamos para decirle GRACIAS así, en mayúsculas 🙂

¡Y por muchos viajes más!

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